Existen tres aspectos que caracterizan el aceite de palma, uno de los más usados en Europas desde antaño. Uno de estos factores es su composición nutricional, otro factor es el precio, y por último, aunque no menos importante, el impacto medioambiental. A continuación, queremos revelarte la verdad que encubre este aceite para que no seas víctima de las mentiras de la industria alimentaria.
Se caracteriza por ser una grasa cuyo origen es vegetal, lo cual lo hace similar a otro tipo de aceites. De ello, muchos productos se valieron para designar a cualquier tipo de aceite como “vegetal”, hasta que la normativa sobre etiquetado cambiara y de ahí en adelante debía claramente esclarecer al consumidor que el aceite era de palma.
Aunque tenga parecidos con otro tipo de aceites, la verdad es que, nutricionalmente, es diferente al de oliva, al de maíz o al de girasol. A continuación, te daremos a conocer las diferencias más esenciales, así como los efectos que tiene sobre la salud:
Este aceite es usado desde hace miles de años atrás, más que todo en África, lugar del cual se origina la planta, pese a que actualmente muchos de los cultivos se encuentren en Malasia.
En España, es posible encontrar este aceite en tiendas pequeñas, que tienen artículos importados desde otras partes, y su presentación es semejante a la del aceite de oliva, es decir, en bidones de cinco litros, ya preparado sólo para cocinar.
Su aspecto difiere de otros aceites, pues el aceite de palma es de tonalidad rojiza, la mayoría de las veces sin refinar, por ello el líquido que observamos a través de la botella no terminar por ser homogéneo, ni traslúcido.
En los últimos días, el tema sobre el aceite de palma ha cobrado vida nuevamente en Europa, aunque su uso culinario no sea algo novedoso, este aceite no es empleado de forma doméstica para freír croquetas, ni hacer bizcochos. No obstante, la industria alimentaria sí lo ha utilizado en muchos de los productos de consumo regular. Lo novedoso no es su presencia, sino el descubrimiento que han hecho los consumidores sobre sus ingredientes y sus características.
En el 2011 se aprobó la información que debe portar la etiqueta de los productos alimenticios, según la normativa europea. Entre otras cosas, los aceites cuyo origen es vegetal, pueden seguir formando parte de la lista de ingredientes designados como “aceites vegetales”, tal como se venía haciendo, sin embargo, se establece que su origen se debe especificar, y desde el año 2014, este requerimiento es una obligatoriedad para quienes fabrican alimentos procesados.
Desde entonces, el aceite de palma, pese a ser muy utilizado, empieza a ser notado por la mayoría de los consumidores, dado que su presencia se denotaba en el envase, y el asunto es que este tipo de aceite resulta dañino para la salud cardiovascular.
Una de las grandes diferencias, entre este aceite y otros de origen vegetal, es su composición nutricional. Pues, el aceite vegetal no posee las mismas propiedades que hacen de los demás aceites, un uso beneficioso, puesto que posee ácidos grasos saturados. En cambio, el aceite de oliva, maíz o girasol, poseen apenas un 10-13% del total de su grasa. En el caso del aceite de palma este porcentaje se incrementa a un 50%.
Consumir regularmente alimentos que poseen grasas saturadas tiene efectos nocivos en el organismo, como por ejemplo, el incremento del colesterol “malo” en la sangre, así como el riesgo de sufrir enfermedades de tipo cardiovascular, y tendencia a la obesidad.
El mayor problema con este tipo de aceite es la cantidad y la frecuencia con la cual es ingerido, tal como ocurre con la sal o el azúcar. El mayor problema no reside en las cantidades que el consumidor añade en casa, durante la preparación de sus alimentos, sino la cantidad que ya trae una vez que se han comprado hechos, y la alta presencia que tiene en la dieta de muchas personas, ya que es utilizado para la preparación de las pizzas, bollería, masas, galletas, lácteos, tostadas, patatas fritas, entre otros.
Otro aspecto que los diferencia de los demás aceites, es su precio, pues el aceite de palma es más económico que el de girasol, maíz o el de oliva, lo cual también explica por qué es tan usado por muchos fabricantes, ya que permite economizar los costos y competir en cuanto al ahorro.
Un tercer aspecto que lo diferencia del resto, es su impacto en el medio ambiente, pues este aceite es uno de los que más se consumen, y cuya producción es destinada a la fabricación de combustible. El extraer masivamente las plantaciones de palma ha producido consecuencias severas, tales como la generación de desechos, la pérdida de la biodiversidad, así como el empobrecimiento del suelo y el aire.
A pesar que hay muchas producciones sostenibles de este aceite de palma, que poseen además certificados para corroborarlo, la verdad es que muchas de las plantaciones no respetan el entorno natural, e incluso social, en el cual se desarrollan.
Se caracteriza por ser una grasa cuyo origen es vegetal, lo cual lo hace similar a otro tipo de aceites. De ello, muchos productos se valieron para designar a cualquier tipo de aceite como “vegetal”, hasta que la normativa sobre etiquetado cambiara y de ahí en adelante debía claramente esclarecer al consumidor que el aceite era de palma.
Aunque tenga parecidos con otro tipo de aceites, la verdad es que, nutricionalmente, es diferente al de oliva, al de maíz o al de girasol. A continuación, te daremos a conocer las diferencias más esenciales, así como los efectos que tiene sobre la salud:
Aceite de palma, nada novedoso
Este aceite es usado desde hace miles de años atrás, más que todo en África, lugar del cual se origina la planta, pese a que actualmente muchos de los cultivos se encuentren en Malasia.
En España, es posible encontrar este aceite en tiendas pequeñas, que tienen artículos importados desde otras partes, y su presentación es semejante a la del aceite de oliva, es decir, en bidones de cinco litros, ya preparado sólo para cocinar.
Su aspecto difiere de otros aceites, pues el aceite de palma es de tonalidad rojiza, la mayoría de las veces sin refinar, por ello el líquido que observamos a través de la botella no terminar por ser homogéneo, ni traslúcido.
En los últimos días, el tema sobre el aceite de palma ha cobrado vida nuevamente en Europa, aunque su uso culinario no sea algo novedoso, este aceite no es empleado de forma doméstica para freír croquetas, ni hacer bizcochos. No obstante, la industria alimentaria sí lo ha utilizado en muchos de los productos de consumo regular. Lo novedoso no es su presencia, sino el descubrimiento que han hecho los consumidores sobre sus ingredientes y sus características.
La diferencia del aceite de palma con otros aceites
En el 2011 se aprobó la información que debe portar la etiqueta de los productos alimenticios, según la normativa europea. Entre otras cosas, los aceites cuyo origen es vegetal, pueden seguir formando parte de la lista de ingredientes designados como “aceites vegetales”, tal como se venía haciendo, sin embargo, se establece que su origen se debe especificar, y desde el año 2014, este requerimiento es una obligatoriedad para quienes fabrican alimentos procesados.
Desde entonces, el aceite de palma, pese a ser muy utilizado, empieza a ser notado por la mayoría de los consumidores, dado que su presencia se denotaba en el envase, y el asunto es que este tipo de aceite resulta dañino para la salud cardiovascular.
Una de las grandes diferencias, entre este aceite y otros de origen vegetal, es su composición nutricional. Pues, el aceite vegetal no posee las mismas propiedades que hacen de los demás aceites, un uso beneficioso, puesto que posee ácidos grasos saturados. En cambio, el aceite de oliva, maíz o girasol, poseen apenas un 10-13% del total de su grasa. En el caso del aceite de palma este porcentaje se incrementa a un 50%.
Consumir regularmente alimentos que poseen grasas saturadas tiene efectos nocivos en el organismo, como por ejemplo, el incremento del colesterol “malo” en la sangre, así como el riesgo de sufrir enfermedades de tipo cardiovascular, y tendencia a la obesidad.
El mayor problema con este tipo de aceite es la cantidad y la frecuencia con la cual es ingerido, tal como ocurre con la sal o el azúcar. El mayor problema no reside en las cantidades que el consumidor añade en casa, durante la preparación de sus alimentos, sino la cantidad que ya trae una vez que se han comprado hechos, y la alta presencia que tiene en la dieta de muchas personas, ya que es utilizado para la preparación de las pizzas, bollería, masas, galletas, lácteos, tostadas, patatas fritas, entre otros.
Otro aspecto que los diferencia de los demás aceites, es su precio, pues el aceite de palma es más económico que el de girasol, maíz o el de oliva, lo cual también explica por qué es tan usado por muchos fabricantes, ya que permite economizar los costos y competir en cuanto al ahorro.
Un tercer aspecto que lo diferencia del resto, es su impacto en el medio ambiente, pues este aceite es uno de los que más se consumen, y cuya producción es destinada a la fabricación de combustible. El extraer masivamente las plantaciones de palma ha producido consecuencias severas, tales como la generación de desechos, la pérdida de la biodiversidad, así como el empobrecimiento del suelo y el aire.
A pesar que hay muchas producciones sostenibles de este aceite de palma, que poseen además certificados para corroborarlo, la verdad es que muchas de las plantaciones no respetan el entorno natural, e incluso social, en el cual se desarrollan.